La semana pasada os traíamos los cinco pasos con los que valorar una moneda. Esta semana vamos a ahondar un poco más en uno de los pasos de dicha valoración. En concreto, os traemos algunos ejemplos de cómo la existencia de una variante o un error puede convertir una moneda corriente en un objeto deseado por los coleccionistas.
Tenemos que prestar más atención a las monedas que pasan por nuestras manos, quizá estemos desperdiciando una ocasión de oro y con lo que vamos pagar el café debería acabar siendo la moneda que fue vendida por 50 veces su valor facial.
Variantes
En el post que dedicamos al catálogo Standard World Coin Catalog os contamos la asignación de un KM (identificador único) para cada tipo de moneda. En este catálogo también son categorizadas las variantes, si bien en lugar de asignar un nuevo número KM, las variantes son identificadas mediante la adición de una letra o un número al KM original. Por ejemplo, en el caso de las monedas de 2.5 euros portuguesas, se utiliza una letra para indicar que se trata de la versión acuñada en plata u oro en lugar de la emisión normal en cupro-níquel. Fuente: www.coincollectionmarket.com
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